Sunday Gospel Messages

Gospel for Sunday, January 12, 2025 – Luke 3:15-16, 21-22

The people were filled with expectation,
and all were asking in their hearts
whether John might be the Christ.
John answered them all, saying,
“I am baptizing you with water,
but one mightier than I is coming.
I am not worthy to loosen the thongs of his sandals.
He will baptize you with the Holy Spirit and fire.”

After all the people had been baptized
and Jesus also had been baptized and was praying,
heaven was opened and the Holy Spirit descended upon him
in bodily form like a dove.
And a voice came from heaven,
“You are my beloved Son;
with you I am well pleased.”

Message from the Heart of God, Volume II, September 30, 1995

Children of my heart, I am here! I am the Spirit of Love and Right Judgment.
Children of my heart, I have given you feet that you may stand on the earth below you. I have given you hands that you may touch all that I have created. I have given you eyes to bear witness to my supremacy and domicile. I, the Lord, have provided every avenue for you to live comfortably in the world I have created. But there is another world, my children, that is the world of the spirit. Do not think I have abandoned you and left you to only live upon the earth. I have provided you with many ways to live in the world of the spirit, which is, in fact, the real and everlasting world. I have provided my commandments to strengthen the soul, that the soul may soar freely in the world of the spirit. All those who ask are given the gift of prayer which is the highest form of communication with me.
My foolish children, there are satellites in space to communicate television and radio to those below. You have unlimited communication abilities and yet there is no communication between you. No matter your technology, there will never be communication between you. First, you must communicate with me. Consider me as the only true and necessary satellite.
The way to me is simple. I am a Simple and Humble God. I have given every heart a voice and the very instant your heart speaks to me, I hear you. Can your technology stop a hurricane or a flood? Those with ears, listen to your God. Prayer can stop a hurricane. Prayer can stop a flood. Prayer can end a war.
So again, I ask you, children, which world is truly the significant one? Is it the one of the earth or is it the world of the spirit, the world that I dwell in? You see, my children, the world of the spirit is reality and those people who choose not to dwell there are living a fantasy. The choice is yours, my beloved ones.
Thank you for recording my words, my beloved children. Tell others of my love. My heart burns with love eternally. It is my love that created you and brought you into existence. You cannot comprehend my love. Tell others of my mercy. You are my disciples, children. You are my voice as John the Baptist was my voice in the wilderness of sin. Be not afraid of the persecutions and scourges because I, Jesus, go before you always. I will always help you, my beloved disciples. Be secure in my love. Go in peace.

Evangelio del domingo, 12 de enero de 2025. Lucas 3, 15-16. 21-22

En aquel tiempo, como el pueblo estaba en expectación y todos pensaban que quizá Juan el Bautista era el Mesías, Juan los sacó de dudas, diciéndoles: “Es cierto que yo bautizo con agua, pero ya viene otro más poderoso que yo, a quien no merezco desatarle las correas de sus sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego”.
Sucedió que entre la gente que se bautizaba, también Jesús fue bautizado. Mientras éste oraba, se abrió el cielo y el Espíritu Santo bajó sobre él en forma sensible, como de una paloma, y del cielo llegó una voz que decía: “Tú eres mi Hijo, el predilecto; en ti me complazco”.

Mensaje del Corazón de Dios, Volumen II, 30 de septiembre de 1995

Hijos de mi corazón, ¡Estoy aquí! Yo soy el Espíritu de Amor y del Juicio Justo.
Hijos de mi corazón, yo les he dado pies para que se paren sobre la tierra bajo ustedes. Yo les he dado manos para que puedan tocar todo lo que he creado. Yo les he dado ojos para que sean testigos de mi supremacía y dominio. Yo, el Señor, he provisto cada avenida para que ustedes vivan cómodamente en el mundo que he creado. Pero hay otro mundo, mis hijos, y es el mundo del espíritu. No crean que los abandoné y dejé para que solo vivan sobre la tierra. Yo les he provisto muchas maneras de vivir en el mundo del espíritu, que es, de hecho, el mundo verdadero y eterno. Yo he dado mis mandamientos para fortalecer el alma, para que el alma vuele libremente en el mundo del espíritu. Todos los que piden, reciben el don de la oración, que es la más alta forma de comunicación conmigo.
Mis hijos insensatos, hay satélites en el espacio para comunicar la televisión y la radio a la tierra. Ustedes tienen capacidades de comunicación ilimitadas, pero aun así no hay comunicación entre ustedes. Sea cual sea su tecnología, nunca habrá comunicación entre ustedes. Primero, se debe comunicar conmigo. Considérenme como el único verdadero y necesario satélite.
El camino hacia mí es simple. Yo soy un Dios Simple y Humilde. Yo le he dado una voz a cada corazón y en el mismo instante que sus corazones me hablan, yo los oigo. ¿Puede su tecnología parar un huracán o una inundación? Todos los que tengan oídos, escuchen a su Dios. La oración puede para un huracán. La oración puede parar una inundación. La oración puede terminar una guerra.
Otra vez, les pregunto, hijos, ¿cuál mundo es el verdaderamente significativo? ¿Es el de la tierra o el mundo del espíritu, el mundo donde yo habito? Ven, mis hijos, el mundo del espíritu es la realidad y los que escogen no morar en él están viviendo una fantasía. La decisión es suya, mis amados.
Gracias por escribir mis palabras, amados hijos. Cuéntenles a otros sobre mi amor. Mi corazón arde con amor eternamente. Es mi amor el que los creó y los trajo a la existencia. Ustedes no pueden comprender mi amor. Cuéntenles a otros sobre mi misericordia. Ustedes son mis discípulos, hijos. Ustedes son mi voz como Juan Bautista fue mi voz en el desierto del pecado. No teman las persecuciones o los flagelos porque yo, Jesús, siempre voy delante de ustedes. Siempre los ayudaré, mis amados discípulos. Estén seguros de mi amor. Vayan en paz.